OSWALD WIRTH
Esta división ha sido aplicada al cielo, donde determina doce espacios iguales, que el Sol recorre con regularidad en su carrera anual aparente alrededor de la tierra. Las constelaciones que coincidían en otro tiempo con estos espacios les han dado sus nombres, sacados de animales o de seres animados. Así se forma el duodenario zodiacal cuyo simbolismo es de una extremada importancia, porque el año viene a ser el prototipo de todos los ciclos, haciendo alegoría tan bien de las fases de la vida humana como de las de la Iniciación.
En los misterios de Céres, el Iniciado compartía, en efecto, los destinos del grano confiado al suelo. Como éste debía sufrir la influencia solar para desarrollarse y fructificar, y después volver a pasar por el encadenamiento de metamorfosis del cual resulta la revolución circular de la vida. Cada signo del Zodíaco toma bajo este punto de vista una significación particular que nos esforzaremos en precisar, después de haber administrado algunas indicaciones generales sobre el simbolismo de los doce signos.
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