OSWALD WIRTH
En Iniciación todo se cumple por alternativas, como lo recuerdan las columnas fundamentales B∴ yJ∴, que corresponden a los dos platillos de la balanza que mantienen sin cesar el equilibrio necesario. Ahora bien, habría ruptura de este equilibrio si el Maestro se limitara a meditar no apelando sino a la iluminación interior. La meditación silenciosa tiene su complemento y a veces su correctivo, en la libre discusión que es tanto más fecunda cuanto las ideas cambiadas son más opuestas. Lejos de rehuir la contradicción, el Pensador sabrá, pues, buscarla. No temerá ir a instruirse cerca de los adversarios que supondrá de buena fe. Colocándose en el punto de vista de éstos, descubrirá la debilidad de su argumentación, encontrándose muy a menudo conducido a ensanchar sus propias opiniones.
Es así cómo el Maestro se elevará más y más en el dominio de la comprensión; cogerá el pensamiento de otro, para retener de él lo que esté de acuerdo con el suyo. La incesante preocupación de asimilarse la Verdad, cualquiera que sea su fuente, desenvolverá por otra parte, en él el sentimiento de la Tolerancia, virtud esencial del verdadero Franc-Masón.
Una minúscula trulla de plata, llevada sobre el corazón, designaba, en otro tiempo, al Iniciado ante quien cada uno podía explicarse sin reserva, cierto de dirigirse a una inteligencia que sabe comprender y a un corazón abierto a todos los sentimientos nobles. Es preciso que el Maestro justifique su insignia, si no quiere aparecer como impostor ante aquellos que se dirijan a él bajo la fe de los símbolos.
Guardémonos, pues, de denigrar sistemáticamente lo que ignoramos. Si condenamos al adversario sin haber pesado sus argumentos, persuadidos de que él no puede estar sino en lo falso, seremos nosotros los que caeríamos en el error. Toda opinión ampliamente esparcida, encierra verdad, porque es la verdad la que cautiva al espíritu humano, aunque se oculta bajo exterioridades groseras. Ninguna creencia es despreciable, porque ninguna es falsa de una manera absoluta.
El iniciado se complace, pues, en escuchar con benevolencia a todos los que creen tener razón. Frecuentará los creyentes ávidos de convertirlos a su religión o los filósofos cuidadosos de propagar su sistema. Inspirándose en los sabios de la Antigüedad, irá a golpear la puerta de todos los santuarios y no desdeñará ninguna escuela. La controversia lo instruirá, porque discutirá, no para convencer, sino para desprender por todas partes de su ganga el metal puro, cuyas pepitas dispersas recogerá.
Los más humildes medios pueden contribuir así a enriquecer al Iniciado, siempre que sepa interesarse en la especialidad de cada uno, descubriendo por todas partes la materia prima de la Grande Obra. Bajo este respecto el sabio descubre en todo lugar y en abundancia lo que el necio no alcanza a encontrar en ninguna parte25 .
Amo esta Filosofía Simbólica, a llenado mi camino de Luz acompañada del Arcángel Uriel cuya función es precisamente esa: Limpiar los caminos para la elevación. Fraternales saludos
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