OSWALD WIRTH
La voluntad ha sido comparada con el rayo, no sin razón, porque en el dominio de las fuerzas psíquicas, presenta más de una analogía con la electricidad. Es por esto que está permitido hablar de tensión volitiva, de corrientes anímicas, sensitivas o voluntarias y de un trabajo realizado por las ondas procedentes de nuestras vibraciones cerebrales.
A fuerza de concentrarse en sí mismo, los antiguos Iniciados habían terminado por penetrar a fondo los misterios de la psico-fisiología humana. Ellos creían, en particular, que la voluntad individual, débil y vacilante, no es sino una particularización de una voluntad más general, poderosa y fija.
Esta concepción debía conducir a la práctica de la “Teurgia” (comunicaciones con los dioses benéficos), es decir, al empleo y a la utilización efectiva del poder de los dioses, que era necesario representárselos como colectividades psíquicas. Para beneficiarse con este poder, para domesticarlo, si es permitido usar este término, basta en suma, haber realizado el ideal de la Piedra cúbica. Sed perfectos como miembros de la sociedad humana, y ésta concentrará sobre vosotros sus fuerzas disponibles. Es entonces cuando podréis desplegar toda la actividad fecunda de los héroes antiguos, que fueron Iniciados o verdaderos Compañeros.
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