LA INICIACIÓN MASÓNICA Los tres Grados

OSWALD WIRTH

La Francmasonería tiende a formar Iniciados, es decir, hombres en la más alta acepción del vocablo. Se dedica a desarrollar al individuo, enseñándole a conquistar las más nobles prerrogativas de la naturaleza humana. De un ignorante y grosero ella hace un pensador y un sabio.
Pero una transformación como ésta no puede hacerse de improviso: exige un trabajo sostenido, que se verifica en tres fases.
Se trata, en primer lugar, de proceder a una especie de pulimiento intelectual y moral, que tiene por objeto desembarazar el espíritu de todo lo que impide que la luz pueda llegar hasta él. De ahí las “purificaciones” a que debe ser sometido el Aprendiz; ellas lo conducen a “ver” la luz.
Pero no debe contentarse con reconocer simplemente la verdad. Es esencial, sobre todo, actuar conforme a la razón. Es la manera de atraer la luz hacia sí e impregnarse totalmente de ella.
El simbolismo del grado de “Compañero” se refiere a esta “iluminación” propia del verdadero “Iniciado”.
El hombre verdaderamente iluminado que ha logrado saturarse de luz, se hace a su turno un foco luminoso. El irradia, él ilumina a los demás, se encuentra, por este hecho, revestido de la dignidad de “Maestro”.
De esta creación del hombre por sí mismo nace el hombre perfeccionado, o sea el “Hijo del Hombre” del Evangelio. El trabajo de este perfeccionamiento está representado por la “Gran Obra” delosfilósofosherméticos. El masón debe, pues, operar sobre sí mismo una trasmutación semejante a la de los alquimistas. El oro es el símbolo de lo puro y perfecto. Corresponde al “Aprendiz” realizar la primera parte de “La Obra de los Filósofos”: el Ritual del grado le traza un programa exacto de las operaciones que deberá efectuar con este objeto.

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