La Meditación

OSWALD WIRTH

La verdad que nos atrae con un poder irresistible es demasiada vasta, demasiado viva y sutil para dejarse aprisionar, inmovilizar y petrificar en la rigidez de un sistema. Todas las fórmulas con que se pretende hacérnosla conocer, no consiguen sino disfrazarla, arriesgando a menudo hacerla despreciable. Tal es el caso de las imágenes, de las fórmulas y de los dogmas destinados a traducir la Verdad, a representarla, a fijarla y hacerla en cierto modo tangible. Lo que se objetiva con la ayuda de estos subterfugios, no es más que un pálido reflejo, un fantasma desfigurado de la gran Verdad única, que el Iniciado aspira en vano a contemplar sin velos.
La Iniciación, sin embargo, le enseña a olvidar todo lo que viene de otros, para replegarse en sí mismo, penetrando en las profundidades de su propio pensamiento, a fin de acercarse así a la fuente pura de la Verdad, Se instruirá, pues, no escuchando sabias disertaciones, sino ejercitándose en meditar.
Sin duda, no llegará así a instruirse en todo lo que se enseña en las escuelas o en los libros. Pero, ¿A qué enriquecer nuestra memoria, si nos engañamos sobre los caracteres ilusorios de lo que nos parece verdadero?. El simple ignorante está más cerca de la verdad que el pedante que se jacta de una ciencia enciclopédica que, en realidad, no se basa sino sobre nociones falsas.
En materia de saber, la calidad prima sobre la cantidad. Saber poco, pero saber bien. Aprender sobre todo a distinguir lo real de lo aparente. No os dejéis deslumbrar por las palabras, por las expresiones. Haced el esfuerzo mental que permite discernir lo inexpresable, la idea-principio, lo esencial siempre traducido imperfectamente. Así, y no de otra manera os desembarazaréis de las tinieblas del mundo profano para participar de la clarividencia de los Iniciados.
Estos se distinguen, en efecto, por su espíritu de penetración y su capacidad de comprensión. Filósofos célebres y grandes sabios han permanecido profanos, y no han comprendido lo que humildes pensadores han discernido por sí mismos, a fuerza de reflexionar en el silencio y en el recogimiento Para iniciarse, leed poco, pensad mucho, meditad a menudo y no temáis soñar.

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