OSWALD WIRTH
Como el H∴ Ragon lo ha hecho resaltar en su obra “Ortodoxia Masónica”, los tres grados de iniciación responden cada uno a una de las preguntas que la inteligencia humana se hace desde que puede pensar.
¿De dónde venimos?.
¿Qué somos?.
¿A dónde vamos?.
Toda filosofía, como toda religión, aspira a resolver este problema. Es sobre su solución que se basan metafísicamente las sociedades humanas, ya que nuestra manera de obrar está determinada, en último análisis, por nuestras concepciones sobre el origen de las cosas, sobre nuestros destinos definitivos. Nuestra conducta busca siempre cómo justificarse lógicamente. Las ideas que podemos formarnos sobre la razón de nuestra existencia, y sobre la relación que nos liga al conjunto de las cosas, son de una importancia extrema. Todas las civilizaciones han sido edificadas sobre ideas parecidas. Para renovar el mundo es necesario comenzar por renovar a los creyentes, de otra manera, se le descompaginaría sin rehacerlo. Así, como Masones debemos construir y, si somos llamados a derribar, no es sino para edificar inmediatamente.
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