OSWALD WIRTH
Es manifiestamente evidente que la iniciación M∴ tal cual nos ha sido transmitida por la M∴ llamada “operativa” no era más que la sombra de ello. Una buena cantidad de tradiciones han debido fatalmente perderse en el transcurso de largos siglos de una transmisión puramente oral. Los detalles estaban olvidados y la fantasía intervenía algunas veces para agregar adornos contrarios al espíritu primitivo del rito. Cuando la M∴ llegó a ser francamente “especulativa” experimentó la necesidad de someter su ceremonial tradicional a una revisión. Un trabajo fue emprendido en este sentido en el seno de la mayor parte de las Logias inglesas, que rivalizaban entre ellas, impulsadas por el deseo de hacer sus iniciaciones lo más interesantes posible para no desilusionar al neófito, atraído por la alta idea que se había formado del secreto masónico.
Este movimiento tuvo como primera consecuencia volver a poner en vigor una ceremonia que había caído en desuso y de la cual algunos viejos masones conservaban sólo el recuerdo. Afirmábase que ella hacía referencia a los misterios más profundos de la Franc-Masonería, a aquellos que sólo convenía revelar a los Maestros.
Se practicaron entonces dos grados; pero es difícil determinar exactamente su equivalencia en relación con los grados simbólicos actuales. Desde el punto de vista del ritualismo, se puede considerar el primero de estos grados como el correspondiente al grado de Aprendiz, completado con las instrucciones que más tarde fueron reservadas a los Compañeros. (Las más antiguas divulgaciones, tales como el “Catecismo de los Franc-Masones dedicado al bello sexo”, publicado en 1740, dan el “plano de la Logia” para la iniciación de un Aprendiz-Compañero”). En cuanto al grado superior parece imponerse su identificación con la Maestría. Lo que perturba más es que no se pusieron de acuerdo inmediatamente en el nombre atribuible a los dos grados de que se trata. Según ciertos textos, los Masones del primer grado no son más que simples Aprendices y los del segundo, Maestros y Compañeros. Pero encontramos también, para el primer grado el Aprendiz-Compañero y para el segundo el Maestro.
La buena lógica reclama tres grados También determinaron alrededor de 1730, desdoblar el primer grado a fin de conferir separadamente los grados de Aprendiz y de Compañero. En esta partición, todo el ceremonial tradicional fue aplicado a la recepción de los Aprendices, que pasaban después a Compañeros casi sin ninguna formalidad simbólica. Todo se limitaba a conducirlos de una columna a la otra, después de haberlos hecho hacer la marcha del grado.
Se han ingeniado más tarde para darle una mayor importancia rituálica al grado de Compañero y el presente manual tiene por objeto el demostrar cómo se logró esto en Francia en el curso del siglo XVIII.
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