OSWALD WIRTH
Nosotros no conocemos más que noticias precarias sobre las más antiguas corporaciones constructoras de los pueblos del Oriente. Pero es singular el encontrar en las escrituras acadias el A como signo de la sílaba (Bou)... que significa Hacer, Construir. Si ésto no es más que una simple coincidencia, es de todas maneras significativo y los Masones apasionados podrán ver en ésto, un indicio de la remota antigüedad de su símbolo, pues, los monumentos Caldeos, donde se les encuentra se remontan a más de 4.500 años antes de nuestra era.
Los autores desconocidos de los más antiguos libros sagrados de la China, no ignoraban, desde luego, el valor simbólico del compás y de la escuadra, insignias del sabio, que poseía el secreto y sabía conducirse conforme a las instrucciones del Primer Constructor.
En Egipto, el sacerdote enseñaba las ciencias y las artes. Ciertos hierofantes se especializaban en la Ingeniería y la Arquitectura. Los artesanos puestos a sus órdenes no tenían derecho a ninguna iniciativa.
Los Escultores y talladores de piedras, fueron más libres en Siria. Formaron asociaciones religiosas que recorrieron toda el Asia Menor, para erigir por todas partes templos, según la conveniencia de los diferentes cultos.
Es así que, por allá por el año 1000 antes de Jesucristo, Hiram, rey de Tiro, pudo enviar a Salomón los obreros necesarios a la construcción del templo de Jerusalem, del palacio real y de los muros de la ciudad. Estos mismos constructores tomaron parte igualmente, en la fundación de Palmira.
Más tarde la Arquitectura era ejercitada en toda la Grecia por los Pontífices de Dionisios y Numa Pompilio perfeccionó sus organizaciones por allá por el año 715 antes de la era Cristiana.
La legislación romana constituyó los Colegios de Constructores, encargados de ejecutar todos los trabajos públicos. Estas corporaciones tenían su autonomía y la ley les garantizaba numerosos privilegios. Cada una de ellas practicaba sus ceremonias religiosas particulares, apropiadas a los oficios que ejercitaban sus miembros. Estos ejercitaban todas las profesiones necesarias a la arquitectura religiosa, civil, militar, naval e hidráulica.
Estas laboriosas confraternidades, se esparcieron por todo el imperio. Seguían la marcha de las legiones romanas para construir los puentes, los caminos, los acueductos, los campos atrincherados, las ciudades, los templos, los anfiteatros, etc. En fin, ellos contribuían a civilizar a los pueblos vencidos, instruyéndolos en las artes de la paz. Subsistieron florecientes hasta la invasión de los bárbaros.
En el siglo tercero, Teofastro nos los describe en los siguientes términos: “Segiín las tradiciones de la estatuaria antigua, los escultores y talladores de piedra, viajaban de un lado al otro de la tierra con los útiles necesarios para trabajar el mármol, el marfil, la madera, el oro ylos otros metales. La materia informe les abatecía para elevar los templos, según modelos divinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario