El Gabinete de Reflexión

OSWALD WIRTH

Para aprender a pensar, es necesario ejercitarse en aislarse y abstraerse. Esto se logra entrando en sí mismo, mirando “hacia adentro” sin dejarse distraer por lo que pasa “afuera”.
Los antiguos comparaban esta operación con un descenso a los infiernos. Para el pensador se trata de penetrar hasta el centro de las cosas, a fin de llegar a conocer su esencia íntima. Debe aprisionarse el espíritu de las entrañas de la tierra, hasta donde no se filtra ningún rayo del día exterior (según las nociones proporcionadas por los sentidos).
En el seno de estas tinieblas absolutas, la lámpara de la razón ilumina sólo unos fragmentos de esqueleto, que parecen evocar espectros.
Estos restos de osamenta figuran la realidad, tal cual aparece si se la despoja de su decoración sensible. Es la verdad brutal, privada del velo de las ilusiones, la verdad enteramente desnuda, que se oculta en el fondo de un pozo.
Este pozo, que termina en el centro del mundo, es el interior del hombre. A él se hace alusión en la palabra “Vitriol” cuya interpretación era un gran secreto entre los alquimistas. Las letras de que se compone les recordaba la fórmula:
“Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem” (Visita el interior de la tierra y rectificando (por purificaciones) encontrarás la Piedra oculta de los Sabios).
Esta piedra, la famosa Piedra Filosofal, no es otra cosa que la “Piedra cúbica” de los francmasones. Es la base de certeza que cada uno debe buscar en sí mismo, a fin de poseer la piedra angular (el núcleo de cristalización) de la construcción intelectual y moral que constituye la Gran Obra.
En los misterios de Ceres a Eleusis, el Recipiendario representaba a la semilla sumergida en el suelo, que sufría la putrefacción a fin de dar origen al nacimiento de la planta, virtualmente encerrada en el germen. El profano sometido a la “prueba de la tierra” está análogamente llamado a poner en juego, las energías latentes que lleva en sí. La iniciación tiene por objeto favorecer la plena expansión de su individualidad.

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