TRINIDADES Y TRILOGÍAS

ALDO LAVAGNINI

El estudio del número tres no sería completo sin un examen de las diferentes trinidades y trilogías, de orden filosófico, religioso y moral, que se le relacionan.
Encontramos trinidades y trilogías en todas las religiones y en todas las filosofías, en todos los pueblos: bajo diferentes nombres se halla una misma realidad, un mismo reconocimiento diferentemente expresado. La trinidad más simple y fundamental de Padre-Madre-Hijo se encuentra en la religión egipcia con los nombres de Osiris-Isis-Horus, en la brahmánica como Nara-Nâri-Virâj, o Shiva-Shakti-Bindu, en Caldea como Anu-Nuah-Bel y otras trinidades equivalentes. En el cristianismo, la Madre desaparece teóricamente para dar lugar al Espíritu Santo, pero se conserva prácticamente en el culto de la “Madre de Dios” (sea cual fuere la definición teológica particular de este culto), parangonable en todo a la adoración que se tributaba a Isis en Egipto y a la que hoy se tributa a la diosa Kali o Shakti (el aspecto femenino o poder de Shiva) en la India.
Filosóficamente, el Azufre, la Sal y el Mercurio, como Principios constitutivos del Universo o Fuerzas Creadoras primordiales (análogas a Padre-Madre-Hijo), encuentran una perfecta correspondencia en los tres gunas Rajas-Tamas-Sattva, o sea Actividad-Inercia-Ritmos, correspondientes el primero a la fuerza centrífuga o Principio de Expansión, el segundo a la fuerza centrípeta o Principio de Contracción, y el tercero a la fuerza equilibrante o Principio del Ritmo ondulatorio.
Brahma, Vishnú y Shiva, de la trinidad brahmánica, deben entenderse como correspondientes a los tres siendo Vishnú, como conservador, el principio equilibrante entre los dos opuestos; Brahma como Creador, la fuerza expansiva; y Shiva como Destructor, la fuerza de contracción que vuelve en sí misma.
También en la filosofía índica encontramos la definición del Ser Supremo como Sat-Chit-Ananda, o sea: Ser o Realidad, Conciencia-Inteligencia, Paz-Beatitud, Sat, el Principio del Ser, se hace en el hombre el yo o conciencia individualizada; Chit se hace chitta, la mente o inteligencia; Ananda, que en el Ser Absoluto es “satisfacción en sí mismo”, se convierte en la facultad humana de la Voluntad, que impulsa el deseo hacia su satisfacción. Estos tres principios corresponden también a los tres atributos divinos de la Omnipresencia, Omnisciencia y Omnipotencia.
Otro género de trinidad resulta de la polarización entre el Cielo y la Tierra, o sea entre lo Superior y lo Inferior, el Oriente y el Occidente. Entre ellos nace la conciencia individualizada, tipificada por el Hombre, que sirve de intermediario entre los dos y mutuamente los relaciona. Se origina así la distinción entre los tres mundos: el objetivo o exterior, el subjetivo o interior, el divino o trascendente, y las tres partes del hombre Espíritu-Alma-Cuerpo, siendo este último el punto de contacto entre el mundo exterior y el interior, y el primero entre el mundo manifestado y el trascendente.
En el campo masónico la trinidad está formada por los tres instrumentos de medida que corresponden a las tres Luces: la Plomada o perpendicular, el Nivel u horizontal y la Escuadra, que como hemos visto tiene un valor análogo a la tau y a la cruz. La primera es el principio activo que nos impulsa a progresar, según nuestras aspiraciones verticales; la segunda el principio pasivo de resistencia y persistencia que nos establece equilibradamente en nuestras aspiraciones y las hace madurar y fructificar; y la tercera la norma o regla que hace nuestras acciones conforme a la Verdad y la Virtud.
Las tres columnas simbólicas que sostienen la Logia, representadas igualmente por las tres Luces: Sabiduría, Fuerza y Belleza, constituyen otra interesante trilogía. La Sabiduría, que corresponde al Ven.•. M.•., es la facultad inventiva, o sea la Inteligencia Creadora, que concibe y manifiesta interiormente el Plan del Gran Arquitecto; la Fuerza, que corresponde al Pr.•.Vig.•., es la facultad volitiva, que se esfuerza en realizar lo que la primera concibe; y la Belleza, representada por el Seg.•.Vig.•., es la facultad imaginativa, que adorna y perfecciona la obra realizada por las dos primeras.
También corresponden, respectivamente, la Sabiduría a la mente superconsciente, la Fuerza a la mente consciente y la Belleza a la mente subconsciente.

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