ALDO LAVAGNINI
El cuarto de reflexión, como su nombre lo indica, representa antes que todo aquel estado de aislamiento del mundo exterior que es necesario para la concentración o reflexión íntimas, con las cuales nace el pensamiento independiente y se encuentra la Verdad: aquel mundo interior donde deben dirigirse nuestros esfuerzos y nuestros análisis para llegar, con la abstracción, a conocer el mundo trascendente de la Realidad. Es el gnothi seautón o “conócete a ti mismo” de los iniciados griegos e indos, como único medio directo e individual para poder llegar a conocer el Gran Misterio que nos circunda y envuelve nuestro mismo ser.
Esto y el color negro del cuarto nos llevan a la mente la antigua fórmula alquímica y hermética del Vitriolo: Visita interiora Térrea, Rectificando Invenies Occultum Lapidem, “Visita el interior de la tierra: rectificando encontrarás la piedra escondida” . es decir: desciende a las profundidades de la tierra, bajo la superficie de la apariencia exterior que esconde la realidad interior de las cosas y la revela; rectificando tu punto de vista y tu visión mental con la escuadra de la razón y el discernimiento espiritual, encontrarás aquella piedra oculta o filosofal que constituye el Secreto de los Sabios y la verdadera Sabiduría.
La representación de la Verdad final y fundamental en una piedra no presenta nada de extraño cuando se piensa que de constituir la base sobre la cual descansa el edificio de nuestros conocimientos, que se hará la Iglesia o Templo de nuestras aspiraciones, y el criterio o medida sobre la cual, y a cuya imagen, deben encuadrarse o rectificarse todos nuestros pensamientos.
Los huesos e imágenes de la muerte que se hallan representados en las paredes del cuarto, además de indicar la muerte simbólica que se le pide al iniciado para su nuevo nacimiento, muestran los fragmentos esparcidos y desunidos de la Realidad muerta y dividida en la apariencia exterior, cuya Vida y Unidad debe él buscar y encontrar interiormente, reconociéndola por debajo y dentro de la apariencia.
Esto y el color negro del cuarto nos llevan a la mente la antigua fórmula alquímica y hermética del Vitriolo: Visita interiora Térrea, Rectificando Invenies Occultum Lapidem, “Visita el interior de la tierra: rectificando encontrarás la piedra escondida” . es decir: desciende a las profundidades de la tierra, bajo la superficie de la apariencia exterior que esconde la realidad interior de las cosas y la revela; rectificando tu punto de vista y tu visión mental con la escuadra de la razón y el discernimiento espiritual, encontrarás aquella piedra oculta o filosofal que constituye el Secreto de los Sabios y la verdadera Sabiduría.
La representación de la Verdad final y fundamental en una piedra no presenta nada de extraño cuando se piensa que de constituir la base sobre la cual descansa el edificio de nuestros conocimientos, que se hará la Iglesia o Templo de nuestras aspiraciones, y el criterio o medida sobre la cual, y a cuya imagen, deben encuadrarse o rectificarse todos nuestros pensamientos.
Los huesos e imágenes de la muerte que se hallan representados en las paredes del cuarto, además de indicar la muerte simbólica que se le pide al iniciado para su nuevo nacimiento, muestran los fragmentos esparcidos y desunidos de la Realidad muerta y dividida en la apariencia exterior, cuya Vida y Unidad debe él buscar y encontrar interiormente, reconociéndola por debajo y dentro de la apariencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario