ALDO LAVAGNINI
El estudio de la Gramática conduce naturalmente al de la Lógica, es decir, a la comprensión del Verbo o Logos que constituye la Realidad interior representada por cada símbolo o letra de la Verdad, así como a reconocer sus relaciones.
La lógica es, pues, primitivamente, la facultad de relacionar las letras simples para formar e interpretar palabras u oraciones, es decir, conjuntos armónicos que tienen un sentido definido; y este sentido tiene el mismo Verbo o Logos que se halla en el principio de todo: “todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho fue hecho”.
La Gramática, o sea el estudio de los símbolos, es, pues, una introducción al conocimiento o percepción espiritual de la Realidad que es el Verbo. Este conocimiento nos hace entrever la relación lógica entre todas las cosas, y particularmente entre las causas y principios invisibles y sus efectos visibles.
Con la Retórica aprendemos el uso de este conocimiento, llevando a la expresión el Verbo o principio latente de lo que deseamos. La eficacia y efectividad de esta facultad depende enteramente del proceso realizado en la precedente: debemos aprender a relacionarnos íntimamente con el Verbo Creador, para poderlo hablar y verlo después manifestado.
Cuando se entienda el significado esotérico de estas dos Artes, fácilmente comprenderemos cómo el Aprendiz únicamente pueda familiarizarse con sus primeros rudimentos, en cuanto le ayudan a mejor dominar la Gramática. Únicamente al Compañero le será posible medir con su inteligencia los significados de la Lógica, y sólo el Maestro podrá adelantarse con real eficiencia en el dominio de la Retórica.
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