LA CONSTITUCION DE ANDERSON

ALDO LAVAGNINI

La obra de Anderson ha siempre sido considerada en los ambientes masónicos con mucha benevolencia, sin indagarse hasta qué punto su propio Libro de las Constituciones correspondiera con "las Antiguas Constituciones Góticas" que no nos han sido transmitidas2, y pasándose por encima de las faltas, errores, omisiones e invenciones que pueda contener.

La historia legendaria de los orígenes masónicos que aquí se relata descansa, como es natural, sobre la Biblia, libro que para los pueblos anglosajones ha sido siempre objeto de especial veneración. Caín y los descendientes de él como de Seth, se consideran como los primeros edificadores, mencionándose a continuación el Arca de Noé, que "aunque de madera, fue fabricada según los principios de la Geometría y las reglas de la Masonería". Noé y sus tres hijos fueron, así, "verdaderos masones que, después del diluvio, conservaron las tradiciones y artes de los antediluvianos y las transmitieron ampliamente a sus hijos". Después de lo cual se cita a los Caldeos y -Egipcios, y a los descendientes de Jafet que emigraron "a las islas de los gentiles", como todos igualmente hábiles en el Arte Masónico. Se considera a los israelitas, al salir de Egipto, como "todo un pueblo de masones, bien instruidos bajo la guía de su Gran Maestre Moisés, quien a veces los reunió en una Logia general y regular".

Finalmente se habla de la construcción del Templo de Jerusalén, por Salomón, siendo Hiram el "Maestro de la Obra". También a Nabucodonosor, después de haber destruido y saqueado ese mismo Templo, se le atribuye haber puesto "su corazón en la Masonería", construyendo las murallas y los edificios de su ciudad, secundado por los hábiles artífices que de Judea y otros países había llevado cautivos a Babilonia.

También se cita a los Griegos, a Pitágoras, a los Romanos y a los sajones que, "con natural disposición a la Masonería, muy pronto imitaron a los asiáticos, griegos y romanos en la instalación de Logias", trazándose una historia sumaria sobre el desarrollo del Arte Masónico en Inglaterra.

Solamente en la segunda edición de la obra, redactada en el año de 1738, se nos dan escasas noticias sobre la fundación de la primera Gran Logia que tuvo lugar en 1717, diciéndosenos únicamente en la primera que en aquella época, en Londres como en otros lugares, "florecían diversas y dignas logias individuales que celebraban un consejo trimestral y una junta general anual para en ellas conservar sabiamente las formas y los usos de la muy amigue y venerable Orden, cuidar debidamente el Arte Real y conservar la argamasa de la confraternidad, a fin de que la Institución se pareciese a una bóveda bien ajustada".

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