EN ALEMANIA Y AUSTRIA

ALDO LAVAGNINI

Si bien Logias masónicas de carácter más transitorio habían existido en Alemania también anteriormente (sin hablar, naturalmente, de las antiguas corporaciones de constructores de iglesias), la primera que tuvo cierta importancia y duración parece haber sido la que fué fundada en Hamburgo en 1737, con. el nombre francés de Société des acceptés Maçons Libres de la Ville d'Hambourg. El barón de Oberg, Venerable de la misma, tuvo el año siguiente la fortuna y el honor de iniciar en la Orden al príncipe heredero Federico de Prusia. Mientras el padre de éste, entonces reinante, se había siempre opuesto a la introducción de la Masonería en sus estados, Federico se hizo desde el principio su protector, y al subir al trono en 1740 declaró públicamente su cualidad de Masón.

A la iniciativa del joven emperador se debió la fundación en Berlín de la Logia Los tres Globos, que en 1744 fue elevada a la categoría de Gran Logia.

Desde entonces la masonería pudo desarrollarse libremente en ese país y se establecieron Logias en las principales poblaciones alemanas.

En Viena fue fundada en 1741, por el obispo de Breslau, la Logia Los tres Cañones a la que perteneció el emperador Francisco I, que había sido iniciado en La Haya, en 1731, por Deságuliers, recibiendo más tarde en Inglaterra el grado de Maestro. El emperador protegió la Masonería de la que se hizo garante en una ocasión cuando, en 1743, fueron arrestados por orden de María Teresa los miembros de una Logia.

Durante la segunda mitad del siglo, en Alemania como en Francia, hubo un especial fervor en la creación de grados suplementarios a los tres simbólicos y masónicos propiamente dichos, relacionándose la Masonería con la Orden del Templo, al que se pretendió reconstruir, y con otras tendencias místicas de la misma época. Nació así entre otras, la Orden de la Estricta Observancia, fundada en 1754, por J. B. von Hund, que si bien no sobrevivió a la muerte de su fundador (en 1776), no dejó de tener cierto éxito y amplia resonancia, también fuera de Alemania, durante su breve existencia, y siguió ejerciendo su influencia en otras órdenes, como en la Martinista, que le sucedieron.
Todas estas órdenes, de efímera duración, tuvieron sin embargo una influencia decisiva en la creación del Rito Escocés, primero en 25 y luego en 33 grados, cuya institución fue falsamente atribuida al mismo emperador Federico, que parece no haber nunca poseído otros grados que los tres primeros, desaprobando además la introducción de otros grados.

Entre los hombres más célebres que, en el siglo XVIII, se iniciaron en la Masonería en Alemania, y escribieron estusiastamente sobre la Orden, citamos a Lessing y Goethe que fueron recibidos en ella en 1771 y en 1780, respectivamente.

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