EL TETRAGRAMA

ALDO LAVAGNINI

Las cuatro figuras anteriores tienen una evidente correspondencia con las cuatro letras del tetragrama, nombre hebraico de la Divinidad que no se permitía pronunciar, y cuya perfecta vocalización no puede ser conocida sino por el iniciado en su comprensión.

La primera letra, yod, la más pequeña del alfabeto hebraico, corresponde evidentemente con el punto, origen y centro de todo círculo, o sea con el Principio Originario de toda manifestación.

La segunda, hé, representando una expiración, corresponde con la manifestación, que conduce a los dos Principios, complementarios o antinómicos, que integran el ángulo y la cruz.

La tercera, vau, formada por el punto que desciende en línea vertical, muestra la Unidad que se produce y deviene creativa en el Binario (indicado por hé) produciéndose así el Ternario o triángulo, que representa las tres propiedades universales de la actividad, de la inercia y del ritmo.
Es el puente o nexo que conecta la Dualidad de la manifestación con el Principio Originario y la hace fecunda y productiva –el Amor que une al Padre y a la Madre, engendrando al Hijo.

La cuarta letra, que es una hé duplicada, expresa la manifestación visible, originada por los dos Principios que constituyen la manifestación latente, o sea la Cruz que se concreta y realiza en forma contingente en el cuadrado.




Llegamos así a comprender el sentido de “la Tétrada, fuente perenne de la Naturaleza”, de la que nos habla Pitágoras a través de los Versos Áureos, como del Supremo Misterio de la creación.

Las cuatro fases creadoras representadas en las cuatro letras del Nombre del Ser creador, corresponden gramaticalmente: al sujeto de una proposición (caso nominativo del nombre o pronombre); al atributo, que denota la actividad o manera de ser propia del sujeto (verbo, o bien adjetivo que, por su cualidad, denota e implica la dicha actividad); al objeto de esa actividad o manera de ser (complemento directo expresado por el caso acusativo); al complemento indirecto, de término o relación, que especifica las circunstancias de la acción.

Estos cuatro elementos de la oración aparecen con toda claridad en el primer versículo del Génesis:

1. Dios (sujeto).
2. Creó (atributo).
3. el cielo y la tierra (complemento directo).
4. en principio (complemento indirecto).

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