LOS MASONES “ACEPTADOS”

ALDO LAVAGNINI

Debilitándose después, en el siglo XVII, con el renacimiento clásico y la corrupción de la Iglesia (que ocasionó la reforma y las nuevas teorías filosóficas), el fervor religioso de los siglos pasados, el arte sagrado tuvo necesariamente que decaer, y con él las corporaciones de masones operativos que de esta actividad derivaban su razón de ser y su subsistencia.
Pero aquí y allá, y especialmente en Inglaterra, algunas de ellas subsistieron, si bien en forma muy reducida, pasando natural y gradualmente de la actividad constructiva que ocasionó su formación, hasta ocuparse exclusivamente de los asuntos que antes eran para ellos de secundaria importancia, como por ejemplo de estudio y de beneficencia.
Sin duda contribuyó notablemente a esta nueva orientación de la actividad de las logias la admisión que se hizo desde entonces siempre más liberal y numerosa (según iba decreciendo su valor como asociaciones profesionales) de masones aceptados (accepted freemasons), es decir miembros honorarios que nunca habían ejercido una profesión relacionada con el arte de construir.
Los nuevos asociados, muchas veces hombres de estudio y filósofos eminentes, tuvieron que influir grandemente en estas agrupaciones de antiguos constructores, las que llegaron fácilmente a dirigir. Así fue como las logias masónicas profesionales se transformaron naturalmente en logias de masonería especulativa, naciendo de esta manera la Masonería como actualmente la conocemos. Y así también muchas doctrinas y tradiciones iniciáticas y místicas, de origen o descendencia diferente, pasaron a incorporarse a la naciente, o mejor dicho, renaciente institución. Especialmente las tradiciones, templarias y rosacruces tuvieron parte importante en esta transformación. Mientras las Logias masónicas encontraban en aquellas doctrinas el alma que les infundía una vida nueva, éstas encontraron en aquellas el cuerpo, el vehículo o medio exterior más adaptado para una expresión que de otra manera hubiera quedado estéril y deficiente.
Con el siglo XVII termina así el estudio de los orígenes masónicos; desde el siglo XVII empieza su historia como institución moderna y se prepara el porvenir, de los cuales hablaremos en los dos siguientes “Manuales” de esta serie.

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