EL CUADRO DE LA LOGIA

Francisco Ariza

Durante el rito de instalación y apertura de los trabajos, el hermano Experto, a petición del Venerable, extiende en el centro del templo el llamado «cuadro de la Logia», exactamente en medio del tapiz cuadrangular del pavimento mosaico y delimitado por las «tres pequeñas luces», o pilares, de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza. A su vez, la clausura de los trabajos se produce instantes después de que el cuadro sea recogido, de lo que se deduce que éste desempeña un papel de vital importancia en la sacralización del ritual masónico, el cual únicamente adquiere plena validez cuando el cuadro de la Logia está presente.

El origen de este cuadro, y del rito que lo acompaña, se remonta a la antigua Masonería operativa, mas en ella, y a diferencia de lo que ocurre en la actualidad, el cuadro era dibujado directamente en el suelo al iniciar los trabajos (de ahí el término inglés de Tracing Board para designar al cuadro), y borrado una vez que éstos llegaban a su fin. Añadiremos que la costumbre de trazar sobre el suelo dibujos y figuras simbólicas, ha sido, y sigue siendo, una práctica bastante habitual entre ciertos pueblos tradicionales, tal y como puede comprobarse todavía entre los indios navajos de Nuevo México, cuyas pinturas sagradas realizadas con arena son muy ilustrativas al respecto.

De hecho, es suficiente la sola presencia del cuadro -y de las tres pequeñas luces, as&í como de las tres grandes luces, el Libro de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra- para que una tenida pueda celebrarse con toda legitimidad, aunque faltaran los restantes elementos simbólicos que decoran la Logia. Para entender todo esto, en primer lugar habría que tener en cuenta que el cuadro de la Logia «recapitula» lo que de más fundamental hay en el propio templo masónico. Incluso la forma cuadrangular o de «cuadrado largo» del cuadro guarda en su escala una exacta proporción con la de la Logia. Asimismo, la cuerda de doce nudos, o houppe dentelée, que aparece enmarcando el cuadro del grado de aprendiz en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se corresponde con aquella otra, de igual número de nudos, que rodea por su parte superior el recinto de la Logia, siendo el significado simbólico de ambas cuerdas el mismo en uno y otro caso. De otro lado, cada uno de los distintos grados masónicos posee su propio cuadro, pues el conjunto de emblemas y símbolos que éste contiene en su interior, conforman una síntesis visual y geométrica que «recoge» lo esencial de la enseñanza iniciática del grado correspondiente, lo que podríamos denominar su «memoria» espiritual. Como tal, el cuadro de la Logia constituye un soporte de contemplación y concentración especialmente adecuado para favorecer el despertar de la intuición intelectual, con la que se aprehenden directamente los principios de orden cosmogónico y metafísico que dicha enseñanza expresa y transmite. En este sentido, y al menos en lo que se refiere a su función simbólico-ritual, algunos autores masónicos han comparado el cuadro de la Logia con los mandalas y yantras orientales, cuya contemplación se acompaña muchas veces de la recitación de palabras sagradas o mantrams que aluden a los nombres de las energías divinas creadoras del orden cósmico, el que se concretiza en la estructura geométrico-simbólica del mandala.

Esta comparación es bastante notoria con el Rito de Emulación inglés, en donde la contemplación visual se acompaña también de una lectura o comentario oral (realizado «por corazón», como se dice expresamente) que va describiendo todos y cada una de los elementos simbólicos plasmados en el cuadro. Se determina así un encuadre o espacio sagrado y significativo, una «Tierra Sagrada» como se dice en las lecturas del Rito Emulación. Es, por tanto, un receptáculo en el que las imágenes simbólicas en él figuradas devienen las «ideas-fuerza» que vehiculan la influencia espiritual en la Masonería. Así debe ser, en efecto, sobre todo teniendo en cuenta que es alrededor del cuadro de la Logia, como centro geométrico del templo masónico, donde se cumplen las circumbalaciones rituálicas y en donde se «anuda» o «enlaza» la Cadena de Unión fraterna, es decir, el rito colectivo en el que precisamente se invoca la presencia de la energía creadora del Gran Arquitecto del Universo.



*
* *


Como complemento al trabajo anterior, transcribimos a continuación un extracto de las llamadas Emulation Lectures que sobre el cuadro de la Logia se realiza en el Rito Emulación durante la apertura ritual de los trabajos. Como ya dijimos anteriormente, el cuadro, en cualquier Rito masónico, representa una síntesis visual de los principales elementos simbólicos contenidos en la Logia, comenzando por su forma misma, sus direcciones, dimensiones y medidas geométricas, que reflejan las del propio cosmos. No solamente se trata de una simple mención de esos símbolos, sino que, como en el caso de las herramientas o útiles, también se destacan las funciones para las que fueron creadas, y que son las que les dan todo su valor en la obra de la construcción material e iniciática. Asimismo, se nos describe una geografía sagrada, destacándose la idea de un «Centro» arquetípico (ejemplificado en la Estrella flamígera, símbolo entre los antiguos masones del Gran Arquitecto) en torno al cual se organiza todo el cuadro, y por extensión la Logia, y que está presente de manera oculta y germinativa en el corazón del hombre. Se trata, en suma, de un excelente soporte para la meditación y la concentración que coadyuvan al conocimiento del verdadero sentido del trabajo masónico. Para más ampliación sobre el tema recomendamos el excelente estudio realizado por J. François Ferraton, titulado "El Cuadro de Logia como soporte de meditación y como lugar del gesto", aparecido en el Nº 8 de la revista Villard de Honnecourt.





LECTURA DEL CUADRO DE LOGIA
EN EL RITO EMULACION

«Permitidme atraer en primer lugar vuestra atención sobre la forma de la Logia, que es un paralelepípedo extendiéndose en longitud de Este a Oeste, en anchura de Norte a Sur, y en altura desde la superficie de la Tierra hasta su centro, y tan alta como los Cielos. Una Logia de Masones es descrita en todas las direcciones del espacio para mostrar la universalidad de la Ciencia y enseñarnos que la Caridad de un Masón no debe conocer otros límites que los de la Prudencia.

Nuestras Logias deben estar orientadas de Este a Oeste, porque todos los Templos dedicados a la adoración divina, como las Logias de Masones, están o deben estar así orientadas. Nuestras Logias se encuentran sobre una Tierra sagrada, o sobre la más alta colina, o el más profundo valle, o en el valle de Josafat, o en cualquier lugar secreto.

Nuestras Logias están iluminadas por las Tres Grandes Luces de la Masonería: el Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra. El Volumen de la Ley Sagrada pertenece al Gran Arquitecto del Universo, el Compás al Maestro, y la Escuadra al Compañero.

Los ornamentos de la Logia son tres: el Pavimento mosaico, la Estrella flamígera y la Cadena de unión. El Pavimento mosaico es el suelo de la Logia, la Estrella flamígera está en el centro, y la Cadena de unión es el marco que la rodea.

En nuestras Logias hay tre joyas móviles y tres inmóviles. Las tres joyas móviles son: la Escuadra, el Nivel y la Plomada. La Escuadra sirve para poner las piedras según las justas líneas y escuadradas, el Nivel para verificar todas las horizontales, y la Plomada para verificar todas las verticales. Las tres joyas inmóviles son: la Plancha de trazar, la Piedra cúbica, y la Piedra bruta. Con la Plancha de trazar los Maestros trazan sus planos, con la Piedra cúbica los Compañeros prueban sus útiles, y con la Piedra bruta los Aprendices aprenden a trabajar.

En todas las Logias regularmente constituidas y normalmente consagradas, hay un punto situado en el interior de un círculo alrededor del cual ningún hermano puede errar. Este círculo está limitado al Norte y al Sur por las columnas J y B, las cuales simbolizan a nuestros dos santos patrones: San Juan Evangelista y San Juan Bautista. Si damos la vuelta a este círculo deberemos tocar necesariamente las dos columnas.

El Universo es el Templo de Dios Todopoderoso, a quien servimos. La Sabiduría, la Fuerza y la Belleza sostienen su Trono como los pilares de Su Obra, porque Su Sabiduría es infinita, Su Fuerza omnipotente y Su Belleza resplandece en el orden y la simetría del conjunto de la creación. El extiende los Cielos al infinito, como un vasto baldaquino, dispone la Tierra como el escabel de sus pies, corona su Templo con las Estrellas como una diadema y de Su Mano irradian la Potencia y la Gloria. El Sol y la Luna son los mensajeros de Su Voluntad y toda Su Ley es la concordia».

EL TALLER. Revista de Estudios Masónicos

No hay comentarios:

Publicar un comentario