OSWALD WIRTH
Como los miembros de otras corporaciones, los masones estaban obligados a socorrerse recíprocamente. Los Hijos del Arte constituían una gran familia y a este título se reconocían como hermanos.
Pero sus obligaciones estrictas no se extendían más allá del círculo de la profesión, cuyos “misterios” debían mantenerse tan celosamente secretos, a fin de que ningún profano pudiera apelar indebidamente a la solidaridad de los adeptos.
Cuando de operativa, la Masonería se hizo definitivamente especulativa a principios del siglo XVIII, las antiguas obligaciones profesionales fueron extendidas considerablemente, puesto que la fraternidad masónica se hizo entonces universal, proclamándose el Francmasón hermano de todos los hombres, iniciados o no. En lo sucesivo, los masones no debían reunirse sin contribuir al alivio de las miserias humanas: la clausura de sus trabajos impuso la circulación obligatoria del tronco de beneficencia. Como “la caridad bien entendida principia por casa”, la Masonería asegura ante todo la suerte de sus ancianos, de sus viudas y de sus huérfanos, gracias a instituciones especiales mantenidas a sus expensas. Pero en las ocasiones de calamidades públicas, la orden se muestra generosa. Su beneficencia material, amplia y continua, excusa la puerilidad de las pompas rituálicas de ciertas masonerías demasiado olvidadizas al lado intelectual de la institución.
Pero es menos importante para las Logias acumular recursos financieros que ser ricas desde otros puntos de vista. La caridad masónica sabe que “no sólo de pan vive el hombre”. Así se preocupa de sus necesidades morales e intelectuales.
Oswald Wirth – El Libro del Maestro
En cuanto a centro moralizador, todo taller masónico ejerce una acción muy eficaz, por lo menos sobre sus propios miembros. En efecto, nada es más precioso para el Franc-Masón que la estimación de sus H∴H∴. Por su conducta y su actitud, debe, pues, esmerarse en todas las cosas para hacer honor a la colectividad que ha consentido en admitirlo en su seno.
Para mostrarse dignos de la Franc-Masonería, los masones no vacilan cuando las circunstancias los invitan a hacer algo más que su deber normal. Numerosos son los adeptos convencidos de que lo han sacrificado todo para dar el ejemplo de una moralidad superior. Más de uno se ha acordado de las enseñanzas de su Logia en el momento de tomar una resolución suprema que debía costarle la vida6 .
Pero el heroísmo no entra en la regla corriente de la vida, donde actos más bien insignificantes se suceden en un encadenamiento de andar automático. El hombre ordinario que no desea sino poder vivir, no pretende obrar ni mejor ni peor que todo el mundo; tampoco se perturba por ningún escrúpulo cuando su conveniencia le incita a cometer una de esas numerosas y pequeñas villanías excusadas por las necesidades de la lucha por la existencia. El Masón no puede entregarse así no más, pues la Masonería le retiene. Ella le recuerda que ya no tiene el derecho de vivir como profano, es decir, tan mal como un cualquiera. Está obligado a vivir mejor, combatiendo por todas partes el abuso y la corrupción, a fin de contribuir en toda la extensión de sus medios, a reformar la sociedad civil.
En el seno de ésta, el Masón fiel a sus obligaciones se da a conocer, no por gestos convencionales, sino por la corrección ejemplar de todos sus actos. Beneficencia para él no se confunde con lo que se ha convenido en llamar Caridad. El abandono de algunos mendrugos superfluos, no cancela la deuda sagrada que el iniciado contrae hacia la humanidad. ¡Hacer bien importa todo un programa de vida. Vaciar su bolsa no es suficiente, cuando es preciso darse uno mismo, sin reservas y para siempre!.
"Beneficencia para él no se confunde con lo que se ha convenido en llamar Caridad. El abandono de algunos mendrugos superfluos, no cancela la deuda sagrada que el iniciado contrae hacia la humanidad."
ResponderEliminarAbsolutamente en desacuerdo. Si consultamos algo tan profano como el RAE hallamos:
Beneficencia:
1. f. Virtud de hacer bien.
2. f. Conjunto de instituciones y servicios benéficos.
Caridad:
1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos.
2. f. Virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión.
3. f. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados.
4. f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
5. f. Refresco de vino, pan y queso u otro refrigerio, que en algunos lugares dan las cofradías a quienes asisten a la fiesta del santo que se celebra.
6. f. Tratamiento usado en ciertas órdenes religiosas de mujeres y en alguna cofradía devota de varones. Su, vuestra caridad.
7. f. Agasajo que se hacía en muchos pueblos pequeños con motivo de las honras de los difuntos.
8. f. Mar. Quinta ancla de respeto que solían llevar los navíos en la bodega.
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Puse todo, pero realmente la definición Nº 1 lo dice todo: AMOR.
Al lado, la "virtud de hacer el bien" queda pálida.
Resulta la beneficencia la salida conveniente y elegante para quienes no quieren asumir un auténtico compromiso, con ellos mismos y con el GADU.
Por ello, la Caridad es la más alta de las 7 Virtudes y la más dificil de lograr (desprendimiento).
En el Rito que practico (RER), cada grado está asociado a una de las Virtudes, la Caridad solo está al alcance del último grado.
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Johann