La Kabala

OSWALD WIRTH

No todo debía perderse. Una transformación se elaboraba, provocando desde luego un movimiento intelectual del más alto interés.
Mientras las querellas del dogma dividían los espíritus, los más beligerantes quisieron profundizar imparcialmente las cuestiones religiosas. Llegaron así a estudiar, especial- mente, la metafísica religiosa de los Judíos. Estos, pretendían estar en posesión de una doctrina secreta que se remontaba hasta Moisés; era a sus ojos la tradición por excelencia, llamada Qablalah en hebreo. Tratábase, en realidad, de conceptos derivados, en buena parte del Gnosticismo alejandrino, y derivados por tanto del patrimonio de la antigua iniciación. Sus características consistían en hacer resaltar la concordancia fundamental de las religiones.
Sus fantasías místicas tuvieron por efecto práctico el de sugerir la idea de una filosofía que reuniera indistintamente los fieles de todos los cultos, sin obligarlos a renegar de sus creencias particulares.
Eminentes pensadores, en comunión de voluntades los unos para con los otros, dedicaron toda su energía cerebral a especulaciones de esta clase, lo que trajo por resultado una tensión particular en la atmósfera mental del siglo XVII.

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