OTRAS TRINIDADES

ALDO LAVAGNINI

La Trinidad de las Horas nos lleva naturalmente a la de las Parcas o Moiras, hijas de la Noche, o de la contingencia material: Cloto, la hilandera, de la que se origina el hilo de la existencia, representando todo aquello que se halla potencialmente en la misma, relacionándonos con el lugar o condición “de donde venimos”; Lachesis, por cuyas manos pasa todo tramo del hilo de la vida, presidiendo al desarrollo actual y causal de los acontecimientos, en los que debe demostrarse “quienes somos”; y Atropos, en cuyas manos se entrega todo aquello que nos ha sucedido y el resultado de nuestras acciones, como semillas de lo que nos espera, determinando “adónde vamos”. Esta última es quien tiene que cortar, con sus fatídicas tijeras, el hilo de la vida cuando haya llegado a su madurez, y las violaciones de la Ley no permitan su ulterior extensión.
Las tres Furias o Euménides son, puede decirse, la antítesis de las Gracias, o sus contrapartes negativas: Alecto, la que nunca descansa, produciendo el furor rajásico, la inquietud y la pasión vengativa; Tisífone, el odio ciego o tamásico, los errores y el remordimiento del alma que acompaña al homicida; y Megara, el demonio de la envidia sátvica, que cuando gobierna al hombre se aleja constantemente de la posesión y fruición de sus bienes.
Las tres Gracias o Gorgonas, Medusa, Steno y Eríagle, son emblemáticas de las fuerzas misteriosas que duermen en nuestro ser subconsciente: nuestras propias tendencias negativas, temores, ansiedades e ilusiones a las que como Perseo hemos de vencer con no escucharlas ni mirarlas, cortándoles la terrífica cabeza con la espada de la Sabiduría, para que de su sangre surja Pegaso, el genio alado del pensamiento intuitivo, que nos lleve a las regiones celestiales de la pura Verdad.
Pasando del dominio de la mitología al de la naturaleza, encontramos otra trinidad en los tres reinos, mineral, vegetal y animal, que representan tres grados de evolución de la forma, de la vida y de la conciencia. En los minerales, la forma geométrica se acompaña con la vida inorgánica y la conciencia oscurecida en una comparativa inconsciencia. En los vegetales, la forma se aleja de esa rigidez geométrica y se hace plástica y responsiva obedeciendo a la vida orgánica, que manifiesta una conciencia todavía rudimental. En los animales, finalmente, prevalece y surge en posición de dominio el principio de la conciencia, que se expresa como sensación, acción y reacción, y la forma y la vida se adaptan para esa expresión.
También podemos decir, en relación con las tres gunas, o cualidades universales de la materia, que en los minerales prevalece el principio de la inercia (Tamas o Sal), en los animales el principio opuesto de la actividad (Rajas o Azufre), y en los vegetales el principio rítmico del equilibrio (Sattva o Mercurio). El primero tiende a la cristalización, el segundo al movimiento y el tercero a la armonía.
Las tres dimensiones del espacio y los tres aspectos del tiempo constituyen otros dos ternarios por medio de los cuales la Omnipresencia Eterna del Ser Absoluto se hace manifiesta en la relatividad del mundo como ritmo evolutivo y perpetuo devenir.
La longitud, que se mide por medio de la Regla, representa el camino de la vida y el progreso en la dirección que hemos elegido; la anchura, que se relaciona con la anterior por medio de la Escuadra, corresponde con la amplitud de nuestra visión y la extensión de nuestros esfuerzos y actividades; la altura, a la que se llega por medio del Compás y de la Plomada, se determina individualmente según la profundidad de las convicciones y conocimientos, y la elevación de los ideales.
El pasado, que corresponde con los cimientos del edificio de la existencia y las raíces del ser, tiene importancia para nosotros en cuanto nos enfrenta con el problema de los orígenes, y constituye nuestra herencia espiritual y material; el presente es aquel que nos relaciona con nuestros deberes y responsabilidades, así como con la obra o actividad que constituye nuestra constante oportunidad actual; el porvenir, meta de nuestros esfuerzos y aspiraciones, es aquel que nos relaciona con nuestro Destino, dándonos el poder de superar la fatalidad (que es la herencia de nuestro pasado), y conduciéndonos hacia un término siempre más elevado que siempre retrocede y se acerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario