LA VISION CONSTRUCTORA

ALDO LAVAGNINI

La actividad individual de cada cual es el campo más apropiado para el ejercicio de esta visión espiritual que, una vez desarrollada en toda su plenitud, da al hombre el dominio más completo sobre las condiciones y circunstancias externas.

Cualquiera actividad, cualquiera obra exterior, es, pues, resultado y expresión de la visión interna: todo lo que el hombre ha hecho en todos los órdenes de la vida es lo que primero ha realizado, o se le ha revelado en su íntima visión. Toda arquitectura y todo Templo es la exteriorización o realización de una idea o visión anterior e interior.

Lo mismo ocurre con la arquitectura vital de nuestro organismo y la arquitectura moral y mental de nuestra vida: según vemos, pensamos, determinamos y hacemos, y según la actitud de la conciencia, determinada por la visión, nuestra vida y nuestras circunstancias toman este o aquel derrotero.

Nunca se hará bastante hincapié en esta importancia de la visión interna para la vida individual: a pesar de que el hombre se sienta ligado, condenado o limitado por las circunstancias y las condiciones de su vida, en realidad los límites y trabas exteriores existen para él únicamente en la medida en que su visión interior está ligada o limitada por sus errores y por la incompleta o imperfecta apreciación que posea de las cosas.

Para quien entiende y realiza el significado de la visión, toda la vida, las circunstancias y las condiciones se convertirán en preciosas oportunidades para el ejercicio de una visión constructora e inteligente, que pondrá en sus manos el Cetro del Poder. Entonces todo límite exterior, todo lazo o traba caerán a sus pies y se convertirán en medios e instrumentos de su progreso.

Sea, pues, la más inspirada visión constructora en todo lo que piensa y hace, objeto constante de los esfuerzos del Compañero.

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