EL DOMINIO MUNDIAL DE LA MASONERIA

ALDO LAVAGNINI

Se ha escrito y hablado mucho recientemente, por enemigos de nuestra Institución y de su orientación libertadora de las conciencias, sobre el dominio internacional que la Masonería ejercería o quisiera ejercer, como fin principal de su organización. Se ha dicho especialmente que, con sus altos grados, la organización masónica en los diferentes países se encuentra a la obediencia oculta de la llamada "internacional hebraica", que tiene por fin derrumbar todos los gobiernos y de manera especial las monarquías, estableciendo una República Universal con el dominio de los judíos sobre toda la tierra.

Se citan a este propósito los "Protocolos de los Sabios de Sión", en los cuales particularmente se afirma esta oculta conexión entre la Masonería y el judaísmo, y que encontraron un eco en varios ambientes nacionalistas, especialmente en Francia y en Alemania, aprovechando vivamente la ocasión los antimasones para lanzar nuevos dardos en contra de la Institución. Algunos de ellos, como Ludendorff, llegaron a las afirmaciones más ridículas, como por ejemplo la de la equivalencia del mandil masónico con la circuncisión judaica.

En el mismo campo de nuestros adversarios, se han levantado voces para declarar lealmente lo absurdo de estas invenciones y leyendas que se apoyan en la ignorancia de lo que es realmente nuestra Institución. En el mismo Congreso Antimasónico de Trento, fueron pronunciadas las palabras "Falsa es la idea de una dirección central de todas las Logias del mundo: falsa es la idea de jefes desconocidos y falsa también es la de secretos no aclarados todavía...".

En cuanto a los judíos es suficiente decir que constituyen una exigua minoría en la Institución, y que fueron y siguen siendo excluidos en varios ritos, como por ejemplo el Sueco, y están por consiguiente muy lejos de poder ejercer una decidida influencia. La Biblia obligatoria en casi todos los países y abierta al evangelio de San Juan, prueba la evidencia del carácter más bien cristiano que judaico de la Masonería Moderna, así como lo prueba cierto grado superior.

Y en lo que se refiere a la unidad de mando necesaria para este dominio, puede asegurarse que no existe: las diferentes organizaciones masónicas nacionales se limitan únicamente a reconocerse mutuamente sobre la base de los principios comunes a sus trabajos y actividad, y este recíproco reconocimiento está muy lejos de ser universal.

También la Asociación Masónica Internacional de Ginebra, no tiene mayor autoridad que la que la Sociedad de las Naciones tenía sobre sus componentes, y tampoco ha logrado reunir efectivamente a todos los Grandes Cuerpos que representan oficialmente la Orden.

Además, este supuesto mando o dominio, estas órdenes que los masones recibieran ocultamente y obedecieran ciegamente, son hechos contrarios a la esencia y a los principios de la Sociedad, que quiere libertar a los hombres y no hacer de ellos otros tantos esclavos. Libertarlos especialmente del error, del vicio y de los prejuicios, encaminándolos por el sendero de la Verdad y de la Virtud.

El único y verdadero "lazo universal" entre los masones está constituido por los Principios que los unen, en medida que cada masón individualmente los reconoce y pone en práctica, y el único "dominio" a que la Masonería aspira, es el de la Verdad, haciendo obra de Fraternidad, de Paz y de Cooperación, entre los hombres y los pueblos.

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