PRINCIPIOS DE LA FRANC-MASONERIA

La Franc-Masonería es una Fraternidad iniciática que tiene por fundamento la creencia en un Principio Superior, bajo cuya invocación realiza sus trabajos, y al que denomina Gran Arquitecto del Universo.

La Franc-Masonería se refiere a los Landmarks y a los Antiguos Deberes de la Fraternidad, guardando un absoluto respeto a las tradiciones específicas, usos y costumbres de la Orden, esenciales para su regular funcionamiento.

La Franc-Masonería es un Orden, al cual sólo pueden pertenecer hombres libres y de buenas costumbres, que se comprometen a poner en práctica un ideal de Paz, de Justicia, de Amor y de Fraternidad.

La Franc-Masonería impone a todos sus miembros la práctica exacta y escrupulosa de los rituales y el simbolismo, medios de acceso al Conocimiento por las vías espirituales e iniciáticas que le son propias.

La Franc-Masonería recomienda a sus miembros difundir la Luz masónica a toda la Humanidad, manteniendo en todo momento la necesaria discreción sobre los secretos de la iniciación y los asuntos internos de la Orden.

La Franc-Masonería impone a sus miembros el respeto a las opiniones y creencias de cada uno. Impide en su seno toda discusión o controversia, política o religiosa. Por consiguiente, ella es un centro permanente de Unión Fraterna donde reinan la comprensión y una fructuosa armonía entre hombres que, sin ella, permanecerían extraños los unos a los otros.

La Franc-Masonería es heredera de las Grandes Tradiciones. Prosigue a través de los tiempos la transmisión de los misterios, los símbolos y los ritos iniciáticos.

La Franc-Masonería posee Signos, Palabras y Toques de alto significado simbólico que sólo pueden ser revelados por la Iniciación. Estos símbolos presiden, en las formas determinadas por los distintos Ritos, los trabajos de los Franc-Masones, y les permiten también reconocerse y ayudarse por toda la superficie de la Tierra.

La Franc-Masonería posee varios grados iniciáticos. Los tres primeros son los de Aprendiz, Compañero y Maestro. Este último es el que da a los Franc-Masones la plenitud de los derechos masónicos. Ningún Franc-Masón puede ser dispensado, para la recepción de los diferentes grados, de las pruebas prescritas por los rituales.

Los Franc-Masones adquieren sus obligaciones sobre un Volumen de la Ley Sagrada, a fin de dar al juramento prestado sobre él el carácter solemne y sagrado indispensable para su perennidad.

Los Franc-Masones se reúnen, fuera del mundo profano, en logias donde siempre están expuestas las Tres Grandes Luces de la Orden: un Volumen de la Ley Sagrada, una Escuadra y un Compás, para trabajar según el rito, con celo y asiduidad, y conforme a los principios y reglas prescritas por la Constitución y en los Reglamentos Generales de la Obediencia.

Los Franc-Masones sólo deben admitir en sus logias a hombres maduros, de reputación perfecta, gentes de honor, leales y discretos, dignos en todo momento de ser sus Hermanos y aptos para reconocer los límites de lo humano en la infinita potencia del Gran Arquitecto del Universo.

Los Franc-Masones cumplen escrupulosamente en sus logias las Leyes del País donde viven y el respeto a las Autoridades constituidas. Ellos consideran el Trabajo como el Deber primordial del ser humano y lo honran bajo todas sus formas.

Los Franc-Masones se deben mutuamente, en el honor, ayuda y protección fraterna, incluso con peligro de su propia vida. Ellos practican el arte de conservar en toda circunstancia la calma, el temple y el equilibrio imprescindibles para una perfecta maestría de sí en el gobierno de sus pasiones.


Nota
* Publicado en la revista Villard de Honnecourt Nº 6.

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