ALDO LAVAGNINI
El problema de los orígenes masónicos se halla planteado y resuelto sintéticamente en pocas palabras en la pregunta ritual del Ven.•. M.•. a todo hermano visitante: ¿De dónde venís?, y en la contestación de éste: De la Logia de S.•. J.•.
Esta pregunta es fundamental para el Aprendiz y, a semejanza de Edipo, debe esforzarse en contestarla satisfactoriamente, buscando en sí mismo la solución del problema de los orígenes: el origen de su ser y del universo que lo rodea.
¿Qué representa, pues, para los masones la expresión “Logia de S.•. J.•.”?
Ya sabemos que la Tradición Masónica guarda relación muy estrecha con la Tradición Juanítica o mística del Cristianismo (como claramente lo demuestra la superposición de nuestros instrumentos sobre la primera página del Ev., de S.•. J.•., que representa la Tradición Cristiana más pura, así como las Tradiciones gnóstica e iniciática anteriores).
Igualmente sabemos que S.•. J.•. fue tomado como patrón por las Corporaciones Constructoras de la Edad Media, y conocemos también el uso –que remonta a una época remotísima- de festejar los dos solsticios, en cuyas fechas caen respectivamente las fiestas cristianas de los S.•. J.•.
Estas mismas fiestas se celebraban dondequiera también antes del cristianismo, siendo cerca de los romanos en honor de Jano, el dios de las dos caras que muy bien simboliza a la Tradición, estando una de sus caras constantemente vuelta al pasado y la otra al porvenir. Este nombre se relaciona etimológicamente con el latín janua, “puerta”, de donde viene igualmente el latín januarius,”Enero”.1 Y es interesante notar a este respecto que “puerta” es también el significado originario de la letra griega delta (del semítico dalet), representada por un triángulo, y que la antigua puerta de las iniciaciones era triangular.
Este dios presidía todos los comienzos (en latín initium, de donde también initiare, “iniciar”), y en particular el ingreso del Sol en los dos hemisferios celestes, y la iniciación cuya llave tenía y guardaba. Ahora es evidente que el nombre Jano tiene también en latín (Janus) un parecido muy singular con el de Juan (Johannes) y no fue por azar que éste último fue puesto en el exacto lugar del primero.
Por otro lado, el hebraico Jeho-hannam o Juan significa “Gracia o favor de Dios”, es decir, hombre iluminado o iniciado. Así es que a justo título puede éste último llamarse hermano o discípulo de S.•. J.•. La importancia iniciática de esta elección se hace así más evidente por esta doble o bifronte etimología: la primera pagana o vuelta al pasado (tradición iniciática de la cual constituye la puerta
o conducto) y la otra cristiana o vuelta al porvenir (los elegidos o favorecidos de Dios que continúan y continuarán la tradición en todos los siglos)
La expresión Logia de S.•. J.•. viene a ser así un nombre simbólico de toda unión o agrupación de iniciados, de hombres iluminados y favorecidos espiritualmente, aplicándose en su acepción más general a todos los que han sido admitidos en los Misterios, y más particularmente a los verdaderos HH.•. de S.•. J.•., los Maestros de Sabiduría que constituyen la Gran Logia Blanca, la más justa y perfecta “Logia de S.•. J.•.”, en la cual debemos buscar la inspiración y el origen profundo y verdadero de nuestra orden.
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